Tropezando en un olvido

Tropezando en un olvido

Fuimos uno…
Por tan solo un momento breve
de nuestras luengas vidas,
tú y yo, fuimos uno…

Compartimos un tiempo,
y siendo que aquello no regresa,
es menester saber apreciar
todo segundo y toda hora
por ser únicos e irrepetibles…

No fuimos hechos el uno para el otro,
eso es un hecho irrefutable;
pero por un rato así lo creímos,
así nos quisimos,
así nos amamos…

La idea de que me odies
no devuelve las sonrisas obsequiadas
ni los besos compartidos
al remitente aquí presente.

La alegría se regala,
jamás se reembolsa,
y no por ello existen garantías
que repongan las vivencias…

Al igual que los diamantes,
el amor sería devaluado
si fuera fácil de encontrar;
el tamaño de las recompensas
es proporcional al esfuerzo dedicado…

El desamor con que nos herimos
fue un paso más en la búsqueda del amor…

No neguemos, pues,
que algo de mí hay en tu vida
y algo de ti quedó en la mía…

¡Qué inhumano es intentar
enterrar el pasado de uno mismo!

¡Qué terrible aparentar el olvido
de un vivido tiempo memorable!

¡Qué absurdo es ocultarse
entre mamparas transparentes!

¡Qué terrible es trocar un gran recuerdo
en un secreto avasallante para el alma!

El pasado son vivencias,
experiencias sabias
que nos educan y nos forman
en ese ser evolutivo
que hoy se mira en el espejo…

¿Acaso tu conducta hoy
actúa con visiones
de arrepentimiento después?
¡Qué absurdo!

¿Vivimos el presente
con la pretensión
de olvidarlo mañana?
¡Qué ridículo!

¡Dónde quedan, pues, las memorias
o para qué se guardan en la mente!

La pluma con la que se escriben los recuerdos
no trae borrador ni corrector consigo…

La vida se improvisa, se experimenta,
y de los resultados aprendemos;
¡qué estúpido sería entonces
olvidar lo ya aprendido!

Tal vez no soy yo más
que mera fatalidad en tu vida,
mas no olvides jamás
que tropezando en mi escalón
aprendiste a subir más escaleras…

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